Arte en Zaragoza. El cada vez más bajo perfil que presenta Zaragoza en el ámbito de las artes plásticas se ha resentido aún más con la desaparición de importantes galerías de arte. Sin hablar de la falta de apoyo institucional a los artistas o engañando al público con exposiciones públicas de gente que no tiene proyección. Las instituciones, los políticos, siempre se han gastado un dinero inútilmente confundiendo a la ciudadanía con instalaciones plásticas porque piensan que eso es arte y están muy equivocados, siempre con la confabulación de curadores o comisarios artísticos ligados al régimen de turno y al dogma de su omnipotencia.
Cuando en 1917, Marcel Duchamp, presentó a una exposición colectiva en Nueva York, un urinario al que puso el título de “Fuente”, se rompió para siempre la relación tradicional entre el público y el artista. El arte dejó de ser bello para convertirse en algo más conceptual e incomprensible. Duchamp reinterpretó la definición de arte: “Arte es cualquier cosa que un artista diga que es arte”. Esto significó que la intervención del artista sobre los objetos es la que los convierte en obras artísticas y regala la libertad interpretativa del espectador convirtiéndolo en artista. Y así se llega a la desilusión que vive el público ante las obras contemporáneas, reciben una educación sumisa del mercado, una educación que frustra el talento y favorece al mediocre. La utopía se ha consumado: todo el mundo es artista, el precipicio a la insensatez se abre infinito. Hay sitio para todos.
Curiosamente “Fuente” no fue admitida para su exposición por la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York, de cuyo comité organizador dimitió Duchamp. Sin embargo la exposición en la que no se admitió el urinario fue inaugurada por un amigo de Duchamp, Arthur Cravan, quien se presentó ante el selecto público neoyorkino completamente borracho para dar la conferencia inaugural, arrastrando una maleta llena de ropa interior sucia que vació ante los excelsos asistentes iniciando acto seguido un striptis. Para las vanguardias eso también era arte.
Tampoco hay que olvidar esas noches vanguardistas y experimentales del Cabaret Voltaire de Zurich, cuna del dadaísmo y origen del arte contemporáneo. De todo eso hace más de un siglo en el que las vanguardias de aquellas épocas han influido en la vida occidental de manera insospechada ¿Hay en el arte contemporáneo una reflexión real o es un fraude para generar espectáculo? ¿Es una tomadura de pelo o quizá merezca una mirada más madura y profunda? ¿Algunas instalaciones están más cerca de la poesía visual, la filología que de las artes plásticas?
Ser artista es ser un seductor. El arte nace en uno o no nace, pero no es tan sencillo, El arte es el resultado de trabajar y dedicarse, de emplear miles de horas en aprender y formar el propio talento, de crear y destruir. Siempre ha sido difícil. El artista necesita tener muchas virtudes. Es una práctica transversal. Pintar o esculpir bien no es suficiente, hay que tener que decir algo, puede que esté técnicamente bien desarrollado pero hace falta un mundo interior, un idioma que no se haya utilizado, el estilo, una grieta donde se pueda asomar el alma humana. El arte es una cuestión de tiempo. El tiempo se encargará de limpiar el panorama. Soy afortunado por tener una vida creativa como profesión. El silencio que me obliga mi creación a veces me hace alejarme de mi entorno. Tengo que lidiar con el rechazo de galeristas, coleccionistas, instituciones que cambian de dirección según quien gana las elecciones. Vivo en una ciudad que ha fracasado en su proyección cultural y hay que salir fuera. Cada día me enfrento al reto financiero de vivir con clientes temporales. Pero no me importan los sacrificios. David Ackert, empresario estadounidense y experto en desarrollo de negocios comenta en su libro La vida del artista una frase que hago mía:
“Los artistas están dispuestos a dar su vida entera a un momento, a aquella línea, risa, gesto, o a aquella interpretación que le robe el alma al público. Los artistas son seres que han probado el néctar de la vida en ese momento detenido en el tiempo, cuando entregaron su espíritu creativo y tocaron el corazón de alguien más. En ese instante, estuvieron más cerca de la magia, del cielo y la perfección de lo que nadie jamás puede estar. Y en sus corazones saben que el dedicarse a ese momento vale mil vidas más.”