Estado de la escultura en Aragón en el primer cuarto del siglo XXI
Herederos de genios aragoneses
Directorio de escultores siglo XXI
Estado de la escultura en Aragón en el primer cuarto del siglo XXI
La gran cantidad de artistas, escultores especialmente, que han comenzado su carrera en tierras aragonesas no ha servido, salvo excepciones, para que haya una repercusión de su obra a nivel nacional. La huida de artistas, bien por la falta de estudios superiores de arte en Zaragoza o desengañados por la nula existencia de mecenas o hábitos de coleccionismo de arte privado, sin hablar de la desaparición constante de galerías y salas de arte, ha hecho que sean muy pocos los escultores que se hayan dedicado de manera profesional a su vocación en Aragón.
En conjunto, la heterogeneidad, materiales, técnicas y tendencias es la pauta general, continuándose con el uso de intervenciones e instalaciones, el video y las nuevas tecnologías, en una difícil clasificación formal.
Pese a la desaparición de importantes galerías como Decor Art, Pilar Ginés, A del Arte, Itxaso o la diáspora de galeristas tan importantes como Fernando Latorre, el trabajo de La Casa Amarilla, Carmen Terreros u Olga Julián son energía artística para el depauperado paisaje aragonés. Destacar las iniciativas públicas en materia de escultura del museo Pablo Gargallo y Pablo Serrano que dependen del ayuntamiento de Zaragoza y de la Diputación General de Aragón respectivamente y la celebración del premio Santa Isabel de Portugal que sigue siendo el certamen artístico de mayor solidez pese a que se percibe una repetición de los artistas participantes y sus planteamientos artísticos.
En general se puede admitir que el panorama artístico en Zaragoza y el resto de Aragón no resulta muy prometedor. Se echa de menos figuras que estén a la altura del historiador y crítico de arte Ángel Azpeitia e instituciones públicas que no hagan del arte un espectáculo copiando el elephant parade o el cow parade y ofreciendo la decoración de bustos horrorosos de Goya distribuyéndolos por la ciudad. A propósito de Goya, el Ayuntamiento es incapaz de darle recorrido a los grandes proyectos planteados o de diseñar una estrategia global para que el peso cultural del pintor sea un reclamo turístico de primer orden. Lo que consigue Málaga con Picasso o Ámsterdam con Van Gogh. Goya no pinta nada en la ciudad: un museo fallido, una de sus casas enterrada, otra con un asador de pollos en su planta baja y su barrio sin nombre. Tampoco los medios consuetudinarios de comunicación ayudan a una divulgación del arte y la escultura especialmente, apoyando siempre a los mismos sin un criterio riguroso.
Herederos de genios aragoneses
Los tres destacados escultores aragoneses, Pablo Gargallo (1881-1934), quien fue objeto de una exposición específica organizada por la Institución Fernando el Católico en 1972, Honorio García Condoy (1900-1953) quien tuvo la suya en la sala Bayeu, con la gestión del Ayuntamiento de Zaragoza, y Pablo Serrano (1908-1985) en la Lonja en este mismo año de 1975, representan la máxima expresión del arte escultórico aragonés en la primera mitad del siglo XX.
Durante este período, prevaleció el estilo clasicista, aunque escultores como Pablo Remacha, José Bueno, Félix Burriel o Ángel Bayod, que antes de la guerra habían absorbido las influencias del arte moderno de París, realizaron sus primeras obras con un enfoque renovador. Sin embargo, se puede afirmar que prácticamente no hubo cambios significativos en la escultura aragonesa tras la guerra civil. Aunque en la posguerra inmediata los artistas enfrentaron más dificultades, no solo económicas, sino también en cuanto a la difusión de su obra, debido a la falta de un mercado que valorara este tipo de trabajos.
Hubo un retorno al sistema gremial de maestro y discípulos y recibiendo una atención especial las artes decorativas en los Salones de Artistas Aragoneses, técnicas que alcanzaron su auge en las décadas de 1920 y 1930. Los escultores que deseaban vivir de su oficio debían enfocarse en tallas devocionales, pasos procesionales para la Semana Santa o imágenes del Sagrado Corazón. Entre los escultores aragoneses más sobresalientes en este género estuvieron José Bueno, Félix Burriel, Lázaro Gumiel, Antonio Torres y los hermanos Albareda. Francisco Bretón y Armando Ruiz también realizaron escultura religiosa aunque en menor medida.
Salvo la Exposición Regional de Bellas Artes, los Salones de Artistas Aragoneses, y las Exposiciones Nacionales y Bienales Hispanoamericanas de Arte, prácticamente no hubo exhibiciones de escultura en Aragón durante los años cuarenta y principios de los cincuenta. Ninguna de las galerías de arte abiertas en la capital prestó atención a esta disciplina, excepto por las exposiciones anuales de la sala Reyno, donde se exhibían las obras de Pablo Remacha.
El menor número de escultores en comparación con los pintores durante este período es, en cierta medida, comprensible si consideramos la baja demanda que la escultura tenía entre los posibles compradores debido a sus altos costes. El panorama artístico en Zaragoza no resultaba muy prometedor para un aprendiz de artista que intentaba abrirse paso entre los escultores ya establecidos, como José Bueno y Félix Burriel, quienes monopolizaban los encargos oficiales. Entre el elenco de escultores aragoneses de esta primera mitad del siglo XX destacan Antonio Torres, Francisco Bretón, Jenaro Lázaro Gumiel, Pablo Remacha, Armando Ruiz, Eleuterio Blasco y Antonio Bueno.
El crecimiento económico de la década de los setenta también tuvo su impacto en el ámbito artístico, tanto a nivel nacional como local. Oteiza, Chillida, junto con Martín Chirino y Pablo Serrano, fueron los protagonistas de la exposición «Nueva Pintura y Escultura Española», celebrada en 1960 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, convirtiendo su obra en emblema del arte contemporáneo español. Además de Pablo Serrano y su afán renovador, es importante destacar el trabajo de los pintores aragoneses Ricardo Santamaría y Juan José Vera, miembros del grupo «Escuela de Zaragoza».
Las pérdidas de los tres grandes maestros, Gargallo, Serrano y García Condoy, fueron compensadas por la aparición de nuevos talentos como Orensanz, quien ganó relevancia en la creación de monumentos públicos, campo en el que también destacaron el turolense José Gonzalvo y el gran Francisco Rallo.
Directorio de escultores siglo XXI
Como dice la muy antigua y conocida frase, son todos los que están pero no están todos los que son. Faltarán muchos artistas emergentes y también consagrados en esta lista que he procurado sea lo más amplia y justa posible. Por decoro y respeto a mis colegas escultores no me he incluido en una lista que yo mismo he seleccionado.
Laura Almarcegui, Zaragoza 1972
Artista con gran concienciación medioambiental. No siempre entendida por el público llegando a suscitar perplejidad en algunos casos por la originalidad de sus planteamientos. Esto justifica el hecho de que hayan sido contadas las ocasiones en las que esta artista ha trabajado en España, frente al gran número de intervenciones realizadas en Países Bajos con Intervenciones urbanas e instalaciones con materiales de derribo.
Juan Carlos Laporta Samitier, Zaragoza 1956
Estudió en la escuela de artes y oficios de Zaragoza pero fue su padre, carpintero tallista, y su maestro el escultor Francisco Rallo Lahoz, con quien realizó un curso de aprendizaje en el trabajo de la piedra, los que le enseñaron cómo trabajar la madera, la arcilla y la piedra.
A los 19 años obtuvo el diploma de honor en el VI premio San Jorge 1975. Con numerosas exposiciones en Zaragoza, destaca la celebrada en la sala del museo Pablo Gargallo en 1983. Tras números muestras, la elección de la madera como único material para escultura para este artista se presenta ya en la exposición del Torreón Fortea en 2001. A veces con ecos del gran Alberto Sánchez, Juan Carlos Laporta sigue investigando en las técnicas de la talla dentro de su universo personal y su lenguaje identificativo.
En la actualidad vive y trabaja en Zaragoza.
Gabriel Fuertes, Teruel, 1963
Estudió en la Escuela Superior de Artes Aplicadas de Teruel. Posteriormente se trasladó a Madrid para asistir a la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Obras de Arte y a la Escuela de Artes Aplicadas.
En general y desde una perspectiva formal, sus esculturas se orientan hacia la creación de volúmenes arquitectónicos que imitan construcciones o estereotipos formales presentes en nuestra vida diaria, mesas, puertas, marquesinas…
Con varias exposiciones como individuales y colectivas, la muestra en Torreón Fortea de 2007 es la que mejor ha recogido sus inquietudes artísticas.
Isabel Queralt, Zaragoza 1960
Inicia su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza para trasladarse posteriormente a la Escuela Massana de Barcelona. De vuelta a Zaragoza, asiste al taller del escultor Pagnussatt y forma parte de la “Asociación Cultural Pablo Gargallo”.
Como miembro del taller “Petra” permanece hasta el año 1999 en el que comienza su carrera artística personal en Zaragoza. La piedra y el bronce son los materiales preferidos de esta escultora. Con varias obras en la ciudad, compartió la exposición de 2004 en el Torreón Fortea con Pilar Pérez.
Jesús Sanz, Zaragoza, 1961
Sus inicios artísticos tuvieron lugar como miembro del colectivo de ceramistas de la plaza San Felipe en septiembre de 1982. Autodidacta de formación, evolucionó de la cerámica a la escultura. Con referencias e inspiraciones a destacados artistas, consiguió su propio lenguaje escultórico.
Alberto Gómez Ascaso, Zaragoza 1963
Estudió en la escuela de artes y oficios de Zaragoza. Al mismo tiempo estudia magisterio. Aprendiz del escultor Manuel Arcón. Fue miembro de la asociación cultural Pablo Gargallo. Gran viajero, sus estancias en Italia y Francia le hacen recibir las influencias de Brancusi y Giacometti.
La figura femenina ha sido su tema predominante. Cuerpos filiformes y sin apenas expresión facial. Cabe destacar sus exposiciones en el Torreón Fortea de 2002 y en la sala de exposiciones del ayuntamiento de Alcañiz 2006. Cuenta con dos esculturas públicas en Zaragoza.
Jesús Gazol, Zaragoza 1963
Estudió en la escuela de artes y oficios de Zaragoza. Sus primeros pasos los da participando en los talleres de escultura de Calatorao. Jesús Gazol se muestra como un escultor defensor del estilo figurativo, con gran dominio por el modelado y la figura humana. Cabe destacar su exposición en el Torreón Fortea de 2006. Cuenta con varias esculturas públicas en Zaragoza.
José Noguero, Barbastro 1969
Su formación artística ha pasado por la Escola Massana de Barcelona, donde aprendió escultura y pintura, la Bristol Polytecnic del Reino Unido y la Rietveld Academy de Amsterdam. Con veintiún años obtuvo el primer premio de Escultura en el Certamen Juvenil Aragonés de Artes Plásticas (1990)
Su obra escultórica integra diversos lenguajes artísticos como la fotografía, la escenografía y la pintura con variedad de materiales utilizados.
En la actualidad vive y trabaja en Berlín.
Débora Quelle, Zaragoza 1964
Estudió en la escuela de artes y oficios de Zaragoza. Comienza su carrera participando en la asociación de artistas plásticos Goya y con el grupo Pértiga. Varias intervenciones en la feria ARCO demuestran una artista con dos vías de expresión, una más abstracta y otra más figurativa y crítica con con aspectos de la sociedad actual.
Fernando Sinaga, Zaragoza 1951
Desde joven se traslada a vivir primero a Barcelona y luego a Madrid para asistir a la Escuela de Bellas Artes de San Jorge y a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Permanece en la capital hasta 1976, estableciéndose posteriormente en el pueblo segoviano de Maderuelo. Doctor en Historia del arte por la universidad de salamanca donde es profesor titular.. En 1984 reside durante un año en Estados Unidos, experiencia clave para su evolución estilística posterior. Su perfil escultórico está preocupado por el espacio que ocupa la obra de arte en sí y el espacio arquitectónico en que se ubica. Seguidor de las tendencias povera y de Joseph Beuys, pese a su trayectoria internacional a penas ha tenido repercusión en salas y galerías de Zaragoza. Señalar la futura intervención que Sinaga llevó a cabo en Zaragoza con motivo de la Exposición Internacional de 2008.
Ricardo Calero, Jaén 1955
Aunque nacido en Andalucía, se tralada a Zaragoza con sus padres el mismo año de su nacimiento. En 1969 inicia sus estudios en la Escuela de Artes de Zaragoza y en diversas academias y talleres de la ciudad como el del tallista Luis Pascual o del profesor José Moreno. La beca otorgada en 1987 por la Diputación de Zaragoza para investigar la escultura europea contemporánea, que le permitió viajar por Francia, Suiza, Italia y Alemania, fue fundamental para su crecimiento y apertura a nuevas ideas. Años más tarde, recibió otra beca de la Casa Velázquez de Madrid. Calero desborda por completo los límites de la expresión “escultura” creando las bases de una estética muy personal que se desarrolla sobre todo fuera de Aragón.
Miguel Ángel Arrudi, Zaragoza 1950-2023
Estudia en la escuela de artes y oficios de Zaragoza. Se interesó por el diseño y la arquitectura. En 1970 se traslada a Milán donde vive dos años absorbiendo el diseño industrial y los movimientos artísticos italianos como el povera. Con largas temporadas en el Pirineo, se sentirá interesado por el arte ecológico. El último proyecto de Arrudi fue para la Exposición Internacional de 2008 en Zaragoza donde diseminó 600 ranas de bronce en las orillas del meandro de las ranillas donde se construyó la Expo 2008.