Arte en Zaragoza. Mientras las obras de determinados artistas alcanzan valores económicos impensables, la de otros apenas logra encontrar un comprador que les permita continuar su actividad artística
El mercado del arte tiene unas normas construidas a partir de las relaciones de los diversos elementos que participan en ella. El primero y el más evidente es la calidad artística de la obra, el trabajo global del artista, su carrera. Su reconocimiento es una labor casi simultánea entre el galerista y el crítico de arte. El galerista o el marchante representa al artista y su apoyo es fundamental. Lo mismo podemos decir del crítico de arte y así vemos que unos artistas gozan de mayor estimación que otros en los medios de comunicación de prestigio.
Una vez conseguido el apoyo de galerista y crítico, es hora de tener presencia internacional y apoyo intelectual de doctores o catedráticos de historia del arte o filosofía que puedan escribir contenidos sobre el trabajo del artista.
Generar valor a la obra del artista mediante estos elementos implica acercarse incluso a las casas de subastas que comunican al mercado índices de referencia a las compañías especializadas en la información económica del arte.
El mercado del arte no es inocente. La calidad artística y el reconocimiento de galeristas y críticos determinan el valor económico de una obra. Se corre el riesgo de acabar asesorado por un galerista interesado en promocionar a sus artistas dejándose llevar por sus gustos personales que raramente coinciden con las tendencias del momento. Sin hablar de los intereses económicos de marchantes con sus condiciones leoninas o coleccionistas que baratean con sus regateos.
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