Después de la Edad Media, esa época en la que el conocimiento estaba reservado a unos pocos, el Renacimiento intentó recuperar los estudios y artes de la época clásica.
El mecenazgo está unido en sus comienzos precisamente a la Grecia antigua. Atenas absorbía a los intelectuales de toda Grecia y se creaban círculos protegidos por filósofos y escritores, auténticos promotores de la fama, la leyenda y la imagen de los favoritos.
Es en la sociedad romana donde se crea el nombre de mecenas. Cayo Clinio Mecenas, un importante noble romano del siglo I apoyó económicamente a algunos de los más importantes artistas y poetas de la época como Horacio y Virgilio. Muy unido a Cesar Augusto fue enormemente popular en los ambientes selectos de Roma y de su nombre se deriva esa función de protección y patrocinio.
Los mecenas fueron decisivos durante el Renacimiento. Con su complicidad y apoyo al arte y el conocimiento humano tuvieron un progreso exponencial y las actividades de estos protectores de las artes y las ciencias han ido variando según la época. En la actualidad hablamos de micromecenazgo y de bussines angel.
Hoy, podemos conocer a un verdadero bussines angel de las artes, porque una vez que entramos en las oficinas de Ricardo Comín y asociados, correduría de seguros, nos damos cuenta de que la persona que ocupa el puesto directivo es un amante de la cultura y una persona refinada. Mientras se protegen las necesidades aseguradoras de empresas y particulares en el devorador mundo de los negocios, Ricardo Comín consigue tiempo para colaborar o compartir una red de contactos y los pone a disposición de artistas y escritores para que puedan culminar sus obras. Esta tan descriptiva denominación de angel bussines o ángeles de los negocios, procede de aquellos mecenas que apoyaron el estreno de obras de Broadway en Estados Unidos a principios del siglo XX y esa noción de bussines angel en la actualidad, se asocia al de un empresario que contribuye de manera activa en un negocio o en una carrera artística a través de capital inteligente, estamos hablando de Ricardo Comín.
Conocí a Ricardo Comín en 2014. Amante de las plumas estilográficas y la música de Sabina y Sinatra. Me animó a colaborar en el proyecto Con Clave de Fa aún mayor y desde entonces las visitas a su despacho o tomar un café o un vino en la Cafetería se han convertido en un placer. Puedo decir que Ricardo es el mejor aliado de mi carrera artística.